El cirujano plástico con sede en Dubai compartió en un artículo de la ISAPS la importancia del conocimiento anatómico y cómo esta información es clave para lograr resultados seguros y óptimos.
El uso de ácido hialurónico para el aumento de glúteos es una tendencia creciente, ya que es una buena alternativa que proporciona resultados inmediatos y predecibles. Además, es una opción viable para los pacientes más delgados o que no quieren pasar por el quirófano y prefieren un método menos invasivo.
El conocimiento anatómico es un factor clave para lograr resultados óptimos y seguros. Asimismo, la capacidad de adaptar la técnica es importante para las necesidades del paciente y el estado de la piel. Durante mis últimos cuatro años de práctica clínica en los EAU, he inyectado más de 1.500 jeringas en muchos tipos de piel, desde pacientes jóvenes hasta ancianos, con resultados excelentes y duraderos (1-2 años) y sin complicaciones graves.
Anatomía de las capas de grasa de los glúteos
La capa de grasa subcutánea de los glúteos está compuesta por tejidos adiposos superficiales (SAT) y profundos (DAT) que están separados por una capa membranosa de tejido conjuntivo denominada Fascia Superficialis.
En el SAT, los adipocitos están organizados por lóbulos grasos en estrecho contacto, mientras que en el DAT los lóbulos grasos están formados por lóbulos más espaciados por tejido intersticial con una mayor predisposición al desplazamiento. Entre las capas de grasa, encontramos ligamentos de retención en las zonas de transición entre los músculos glúteo mayor y glúteo medio y la parte lateral del trocánter, así como septos fibrosos orientados perpendicularmente, que anclan la dermis a la fascia superficial y son responsables de la elasticidad de la piel.
En cambio, la DAT es un tejido menos elástico con septos fibrosos oblicuos que conectan la fascia superficial y la profunda por encima del músculo. Aunque el candidato ideal para la intervención tendría una piel sana, esto no es lo habitual. En general, solemos tratar a pacientes con piel poco sana: celulitis fibrosa o laxitud con tejido laxo que pueden presentar estrías tras el parto o un cambio rápido del IMC, respectivamente.
Enfoques de inyección
Al igual que los implantes, los rellenos son más pesados que la grasa y necesitan una base de apoyo. No existe una estrategia general ni de volumen, ya que hay que tener en cuenta la piel del paciente a la hora de inyectar HA. En el caso de retención de agua como la celulitis, los adipocitos y lobulillos son más grandes, por lo que se reduce el espacio intersticial.
En esta situación, mi estrategia consiste en inyectar en la capa DAT permitiendo que los septos fibrosos se relajen desde abajo y reduzcan las depresiones superficiales de la piel a la vez que aportan volumen. Por el contrario, el tejido laxo presenta una reducción del colágeno y de los tejidos conectivos con más espacio intersticial tanto en la capa SAT como en la DAT. Esto implica la necesidad de un mayor volumen de relleno, pero con un elevado riesgo de ptosis debido a la escasa elasticidad del tejido que no puede soportar su peso.
En los casos tratables de laxitud leve, prefiero un enfoque multicapa, inyectando preferentemente en el tercio superior de las nalgas y evitando los bolos que concentran el peso del relleno. Hay que tener en cuenta que la laxitud pronunciada es un criterio de exclusión.
Para los casos de piel poco sana, es mejor seguir una estrategia escalonada en dos o más sesiones cada 2-3 semanas para conseguir el resultado deseado. Durante este periodo, según mi experiencia con el producto MLF2 de HYAcorp, el relleno se ha integrado perfectamente en el tejido adiposo y tiene un riesgo mínimo de migración.
Incluso cuando se trata de pacientes con piel sana, utilizo un enfoque multicapa, empezando por inyectar el SAT para aprovechar su elasticidad. Esto permite una mayor expansión con menos producto debido a la compacidad de los lobulillos que impide su dispersión.
El relleno encuentra apoyo en la fascia superficial que lo empuja hacia arriba confiriéndole proyección. Una vez alcanzada la máxima tensión en la capa superficial, la inyección en la capa más profunda ayuda a crear una estructura de soporte en la base que mejora aún más el resultado.
El tratamiento de los hundimientos de cadera en la zona trocantérea es diferente. En la base encontramos la fascia glútea que continúa lateralmente con el tensor de la fascia lata y caudalmente con la banda iliotibial y una única capa de grasa más fina.La elección del punto de acceso es crucial. Para llegar a la depresión lateral prefiero entrar por la zona trocantérica inferior, así es más fácil evitar inyectar el relleno en el tendón con un alto riesgo de migración a la zona inguinal.
En esta dirección, la cánula encuentra perpendicularmente el tejido fibrótico, rompiéndolo y generando brechas entre las fibras que permiten soportar un mayor volumen y por tanto una mayor expansión de la piel. De esta forma, podemos obtener mejores y más seguros resultados incluso con estrías profundas.